jueves, 12 de marzo de 2009

Introducción


Alegoría de la muerte del Kronprinz Rodolfo; estampa de la época (colección del autor)


La tragedia de Mayerling ha quedado para siempre envuelta en la nebulosa del misterio y, salvo un descubrimiento documental poco probable, quedará para siempre en la mitología de una Felix Austria en agonía.
No existe un dossier Mayerling que se pueda consultar en archivos públicos o privados, y si bien el Archivo de Estado de Viena está en posesión de una serie de testimonios y actas oficiales la verdad de lo que sucedió la mañana del 30 de enero de 1889 en el pabellón de caza de Mayerling jamás se sabrá. Fue un secreto que quedó entre las cuatro paredes de la “habitación de la bóveda” que, por otra parte, fueron en parte demolidas para la construcción de una Capilla Expiatoria. El secreto de Mayerling se encuentra hoy bajo el altar mayor de la iglesia regentada por las Madres Carmelitas Descalzas. Por otro lado una docena de personas rodearon a los dos protagonistas de la tragedia, miembros de la familia, amigos, personajes del gobierno, prometieron callar para siempre o si acaso dejaron testimonios escritos en forma de diarios, cartas o relaciones, éstas han quedado en el secreto de los archivos familiares de sus descendientes donde lo más probable es que permanezcan para siempre.
Para comprender esta actitud hay que “entrar” en la mentalidad de la realeza y de la nobleza, tanto de la época y como el día de hoy. Si bien las costumbres y preceptos morales han cambiado, lo que no cambia y difícilmente cambiará es el código que permite reconocer un verdadero noble del que no lo es: todo gira en torno al respeto total y sumisión a los intereses de la familia, concebida como clan. Y a la mayor discreción posible.
En otras palabras, todo aquello que pueda afectar el buen nombre u honor familiar o de casta, queda enterrado para siempre, sino destruido.
Fue así como la correspondencia entre Luis II de Baviera y su ayuda de campo y primo, el príncipe Pablo de Thurn y Taxis , con quien supuestamente había mantenido un idilio juvenil fue quemada por la familia en el castillo de Sankt Emmeran en Ratisbona. Por el mismo motivo, los historiadores que se dirigieron a la actual Reina de Dinamarca para investigar sobre la posible supervivencia de algunos miembros de la familia imperial rusa en la supuesta masacre de Ekaterinenburg, se dieron de narices ante un seco “son asuntos de familia” por parte de la Soberana.
Se trata de una mentalidad que alimenta el mito de los próceres, los pilares de la civilización occidental y, salvo algunos pocos tránsfugas, identifica bien un pequeño pero poderoso estrato social, poder en el que el dinero nada tiene que ver. Se trata de un universo extraño y terriblemente atractivo, con sus propios códigos de identificación y de conducta, lo que a través de la historia ha provocado incomprensión y hasta violencia.
Al comenzar la autopsia sobre la tragedia de Mayerling tenemos que contar con esta premisa. Y si queremos limpiar la pátina del tiempo y perforar el secretismo que rodea la historia de aquella noche maldita debemos comenzar a llamar a cada cosa por su nombre.
Para la Historia, Mayerling es sobre todo un crimen, un suicidio, siendo que en realidad es la historia de una soledad y el último acto de independencia de un hombre que no encontró mejor manera de liberarse de fuerzas maléficas que lo obligaban desde siempre a llevar una vida que no era la suya. Es la historia de una tragedia de impotencia, pero también del feliz resultado de una evolución querida, de una burla a la Historia, de un escaparse ya no por la puerta falsa sino por la puerta que – por una vez en la vida- el archiduque Rodolfo escogió por sí mismo.
Para entrar en el misterio de Mayerling me he valido ciertamente del estudio de los testimonios de la época, pero también de las declaraciones de algunos miembros de la Casa de Austria que, gentilmente, han querido exponerme sus puntos de vista o lo que se ha transmitido por tradición familiar. Sin embargo, debido a mi formación de jurista, he contado también con las presunciones.
La presumptio iuris es una prueba judicial. Se trata – en el caso de la tragedia de Mayerling – de las conjeturas probables sobre la cosa incierta, fundada en los indicios. En Derecho, la presunción exonera en muchos casos de la carga de la prueba. Durante dos años he estudiado las presunciones que rodean la tragedia y que son muchas. Ante la falta de pruebas fidedignas o – me atrevería a decir – de la destrucción de muchas de ellas, el historiador actual no cuenta sino con la cantidad de indicios que hay que saber recoger y que en muchos casos está allí, esperando ser asumidas.

3 comentarios:

  1. Hola, Fernando:

    En Foro Realeza nos reunimos un grupo de usuarios que debatimos sobre la muerte del archiduque Rodolfo de Habsburgo.
    Quizás te interesaría participar y te invitamos cordialmente a través de tu interesante blog.
    Saludos.
    Helena

    http://realeza.foros.ws/

    http://realeza.foros.ws/t711/mayerling-el-principio-del-fin/

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  2. Hola, solo quiero comentar lo impresionante que me parece el trabajo aquí expuesto, no es labor fácil y ha sido toda una joya la que he encontrado en este lugar, saludos

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  3. Hoy ningún historiador serio mantiene la romántica tesis del pacto amoroso culminado en asesinato y "suicidio". La emperatriz Zita de Borbón-Parma refirió que el viejo emperador Franz Josef le confió que Rudolf había sido asesinado por los franceses, bajo instigación o directamente por la mano de Clemenceau, para forzar una guerra contra Austria o para evitar que el Kronprinz revelara los planes franceses que le habían sido confiados. Y que por ese motivo debían callar las familias, para evitarse males mayores. La familia Vetsera ha callado hasta el día de hoy; obviamente por lealtad y no por miedo...
    No se olvide la enorme cantidad de miembros de la casa de Habsburgo asesinados "misteriosamente"; sin ir más lejos la emperatriz Sissí, apuñalada por un supuesto enajenado en Venecia; o Maximiliano o Franz Ferdinand, o ...
    El cadáver de María Vetsera fue desenterrado y reenterrado hace poco, y del exámen forense surge que fue asesinada a puñaladas y golpes de los cuales intentó defenderse; eso no condice con la tesis "romántica", precisamente, sino con un atentado en regla.
    Hay muchísimos otros hechos que abonan la tesis del atentado, además de la declaración de la Emperatriz Zita que deberían revisarse en pos de la verdad histórica.
    Gracias.

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